- Generalmente se emplean en forma aislada, como una expresión de entonación independiente; pero cuando se incorporan en una oración lo común es que aparezcan al principio: ¡ay!, ¡qué dolor!
- Cuando se insertan en una oración quedan estrictamente fuera de su secuencia, como si fueran un paréntesis: Lloró la niña, ¡ay!, ¡cómo sufría!
- Algunas asumen la forma de expresiones no idiomáticas, u onomatopéyicas, (que imitan sonidos): ¡Puáj!, ¡chit!, ¡plásh!, ¡páf!, ¡pif!
- Algunas se unen frecuentemente a los nombres propios, en la forma de los vocativos o expresiones que se emplean para llamar o atraer la atención: ¡Eh, Ernesto!
- También se unen a diversas clases de partículas, en diversas expresiones exclamativas: ¡Ay del que se anime a contrariarlo! ¡Guay con los que se le acerquen!
miércoles, 23 de julio de 2014
Peculariedades de las interjecciones
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